El Ayuntamiento de Sevilla y sus obras. García de Vinuesa (I) - SevillaInfo

2022-12-08 12:20:29 By : Ms. zanchuang furniture

Estimados lectores: El personaje de esta semana también conserva buen recuerdo de los sevillanos, por su gran labor en Sevilla desde su cargo de alcalde, realizándose durante su mandato un conjunto se reformas que modernizaron la ciudad, quedando inmortalizado en dos retratos conservados en la casa consistorial, y en una calle que se rotuló con su nombre.

Juan José García de Vinuesa nació en el pueblo soriano de Montenegro de los Cameros, provincia de Soria en 1814. Se formó en Comercio  y empezó a  trabajar  en el ámbito mercantil, trasladándose  muy pronto a Sevilla y trabajando allí en un almacén y tienda  de la que era gerente Esteban Moreno, el que más tarde sería su suegro. Encarnó el espíritu emprendedor de la Sevilla burguesa durante el período de estabilidad de la Unión Liberal, participando en la creación del Banco de Sevilla, del que fue consiliario, y además, creando una compañía naviera fluvial. En 1839 se casó con María de los Ángeles Moreno y Marcos, y, tras el crecimiento de su capital pudo consagrarse a la vida política. Fue elegido concejal en 1849, jurando en el Ayuntamiento el 1 de enero de 1850. El 31 de enero de 1854 fue nombrado por la Corona primer teniente de alcalde, teniendo que dimitir el 1 de julio por una revuelta popular que echó del poder al conde de Sartorius, volviendo a la vida privada, aunque por poco tiempo, ya que en 1858, con el gobierno del general  O´Donnell (La Unión Liberal) fueron elegidos los nuevos ediles, siendo García de Vinuesa nombrado por la reina Isabel II Alcalde – Presidente, jurando el cargo el 1 de enero de 1859. Se involucró políticamente en busca de visibles mejoras para Sevilla, y poseía una  capacidad de gestión, una visión de futuro,  (acreditadas anteriormente en el campo empresarial y financiero) y un oportuno instinto, que puso al servicio de la ciudad, por lo que la reina Isabel II lo tuvo como ejemplo y le definió como Alcalde-Modelo. Fue un hombre benemérito, íntegro y honrado, emprendedor, encaró sus objetivos  sin titubeos, receptivo a las demandas vecinales, político comprometido con sus conciudadanos para mejorar sus condiciones de vida y de consenso, al margen del debate político, accesible a todas las reclamaciones, dispuesto a servir a cuantos demandaban su favor. Era muy apreciado por los sevillanos y adoptó una actitud más propia de un político del siglo XX, estando en continuo contacto con los medios de comunicación, para exponerles proyectos, presupuestos y otras informaciones, reuniones de las que dejaron constancia las páginas de los periódicos La Andalucía o El Porvenir. García de Vinuesa  fue el alcalde  más importante de esa época, del reinado de Isabel II, dedicado por completo  a trabajar por la ciudad de Sevilla, con imaginación, para modernizarla y hacerla más  limpia y habitable -labor   en la que sobresalió-, consiguiendo multitud de mejoras materiales. Tuvo un mandato duradero y fecundo, siendo el alcalde más famoso y el que más tiempo ejerció su cargo durante el siglo XIX, el más conocido y popular de su tiempo (había quejas y censuras del vecindario hacia el Ayuntamiento, excepto con él), estando a las duras y a las maduras y al pie del cañón (según vulgo) y la mayor parte de su cargo como alcalde lo ejerció durante el gobierno centrista  de la Unión Liberal, presidido por el general  O´Donnell. Su ayuntamiento llegó a constar hasta de veintiocho comisiones, seis de ellas de un solo capitular ( concejal ), y siendo las más nutridas las de Feria y Negocios Especiales, Hacienda y Obras Públicas, Policía Urbana, Asuntos Jurídicos y Quintas, compuestas por  un número  que oscilaba entre los nueve y los once integrantes; estas comisiones eran de gran importancia para el eficaz funcionamiento del ayuntamiento y de su diligencia y cuidado dependía en gran medida  la opinión de los sevillanos sobre la gestión municipal. En ese momento Sevilla era una ciudad que necesitaba con urgencia amplias plazas arboladas y sanear sus calles y barrios, ya que estaba siendo golpeada por las epidemias, siendo considerada como una ciudad altamente peligrosa para vivir, con índices de mortalidad extremos, sobre todo entre las clases populares y en las casas de vecinos donde había hacinamiento de personas. Dimitió de su cargo en 1864,a la entrada del Gobierno Moderado, haciendo una dura oposición a los moderados, y, al recuperar el poder la Unión Liberal en 1865, fue nombrado por la reina Isabel II alcalde-corregidor de Sevilla. Bajo su mandato, que se desarrolló entre los años 1859 a 1865,  Vinuesa tuvo buenos momentos en el Ayuntamiento, impulsado por su figura, e hizo resurgir y progresar a Sevilla con sabia administración potenciando al máximo el desarrollo urbano aprovechando la buena coyuntura económica, llevando a cabo, sin dudar, una serie de reformas concretas, si bien ya las comenzó durante su etapa como concejal: La llegada del ferrocarril, la construcción del puente de Triana y del cementerio de San Fernando, la edificación del teatro San Fernando, la puesta en marcha de la Feria de Abril y su ampliación,  la demolición de la puerta de la Barqueta para beneficiar al ferrocarril, los primeros ensayos de luz eléctrica en la azotea del ayuntamiento, el proyecto de  reforma del consistorio con su nueva fachada, iluminación por gas en numerosas calles, reforma de antiguos paseos, creación de nuevas plazas, ensanche de calles con pavimentación y limpieza, derribo de la cárcel de la Audiencia (que estaba en estado ruinoso), proyección de nuevos monumentos, el impulso romántico de las procesiones de Semana Santa, la subasta de las obras de la Plaza Nueva, y  calles adyacentes, se terminó de entubar el arroyo Tagarete, mejora de la higiene pública, así como propuso crear una plaza de archivero por oposición ,(al mismo tiempo que el Gobierno de España instituía el cuerpo facultativo de Archiveros y Bibliotecarios) para que un profesional en la materia pudiera dedicarse plenamente a la tarea de archivo y organizar la documentación. La tarea recayó en José Velázquez y Sánchez, también cronista oficial de la ciudad, que ordenó el archivo municipal, separó la parte administrativa de la histórica, organizó numerosas secciones de sus legajos y lo abrió a la investigación histórica, y a partir de entonces el Archivo se consolidó como sección administrativa dentro de la estructura del Ayuntamiento de Sevilla. Ya como alcalde, necesitaba una hacienda solvente, saneada, imprescindible para la actividad política, quería  acabar con la precaria situación económica del Ayuntamiento y para ello realizó una compleja operación financiera, previamente debatida y aprobada por el ayuntamiento, consistente en negociar un empréstito amortizable  garantizado con hipotecas de rentas municipales que le permitió restaurar el crédito municipal, liquidar deudas, aligerar pagos y financiar su programa  basado en un conjunto de obras públicas, de transformaciones urbanas, y de realizaciones, unas, heredadas y ya puestas en marcha en la etapa política anterior que continuó, y otras, las propiamente suyas recogidas en su programa de gobierno  que comenzó, y de todas ellas hay que destacar:  1) Obras en la Casa Consistorial,  en 1861 se inició la ampliación del ayuntamiento según proyecto del arquitecto Balbino Marrón, sobre terrenos del derribado convento de San Francisco, proyecto  que pretendía ensamblar el  viejo edificio renacentista con la nueva construcción, que tendría fachada neoclásica, y por ella se accedería al nuevo ayuntamiento, uniendo por dentro ambas fachadas,( ya que el viejo edificio plateresco se había quedado pequeño al aumentar la burocracia municipal ) y para obtener recursos se vendieron los terrenos aledaños a la Puerta de Triana, nombrándose un superintendente que supervisara las obras comenzando la cimentación  y derribando en 1862 las casas colindantes con el consistorio, restaurándose  la fachada renacentista, si bien hubo que apuntalar las galerías renacentistas de la primera planta, que se habían visto afectadas ( que serían posteriormente derribadas ). Vinuesa quería con ello renovar la imagen exterior del antiguo ayuntamiento con nuevas dependencias, e implantar otra forma de gobernar, accediendo al poder municipal alcaldes de extracción social burguesa  y ediles incluso de origen social humilde, frente al predominio aristocrático de la etapa anterior. 2) En 1861 se reformó la fachada de la Real Audiencia (se derribó una torre con campanas,  en mal estado, que remataba la fachada). 3) En 1862 se empezó la demolición de parte de las murallas medievales, musulmanas, que protegían la ciudad, junto con algunas de sus puertas de acceso;( esta medida ha sido criticada y se consideró desacertada, pero no  fue  arbitraria, sino que fue estudiada y meditada). Las murallas presentaban, generalmente un aspecto lamentable, en muchos lugares en ruinas, llenas de agujeros y saltaderos, destrozos causados por las frecuentes riadas, por donde los contrabandistas introducían mercancías de forma fraudulenta;  en otras zonas los lienzos de muralla eran verdaderos basureros y muladares que afeaban la ciudad existiendo casas apoyadas en los lienzos, tanto extramuros como intramuros, sirviendo todo esto de apoyo a los defensores de los derribos. En la mentalidad de la época había afán de innovación y de progreso reflejado en el ensanche y la expansión de la ciudad  y su desarrollo económico pero  las puertas y las murallas formaban un cinturón que lo impedía u obstaculizaba, y además hacían la ciudad insalubre – como  claro ejemplo citaré la puerta de La Barqueta, demolida recientemente-. García de Vinuesa contactó con otros organismos oficiales relacionados con este asunto ( Comisión provincial de Monumentos, Reales Academias de Bellas Artes y de la Historia, etc… ), tratando de ver los pros y los contras de los derribos, procurando siempre  el bienestar de los vecinos de Sevilla,  y para tal fin hubo numerosos informes, reuniones y  acuerdos, proponiendo el Ayuntamiento abrir portillos en las murallas o ampliar las puertas, y, tras muchas discusiones, el Ayuntamiento  consiguió tener poder decisorio sobre el derribo, excepto en zonas de interés artístico. Así se derribaron los lienzos de muralla que previamente se habían declarado en ruina, y junto a ellos las puertas Real en 1862 ( se trasladaron sus restos al cementerio para ser reconstruida y que sirviera de entrada al camposanto, pero nunca se llevó a cabo ese proyecto ), de San Juan, (demolida para favorecer la construcción de la vía férrea), Arenal ( su demolición había sido solicitada tres años antes por una comisión de vecinos ), Jerez (se había reconstruido en 1848, pero a pesar de su ornato no gustó a los sevillanos, siendo duramente criticada ) y de La Carne ( se derribó por decisión municipal, a pesar de la oposición del concejal y teniente de alcalde Francisco Pagés del Corro ), estas cuatro en 1864,  y de esa forma se fue uniendo el casco urbano con los barrios extramuros. Más tarde, en 1868, tras la “Gloriosa “revolución que destronó a Isabel II,  el nuevo  ayuntamiento  progresista continuaría  los derribos  con la piqueta, con más radicalismo, con total impunidad y sin ningún tipo de control, aprovechando el vacío legal existente. Mandó derribar la tapia ruinosa ( el llamado “ murallón “ ) de la Fábrica de Tabacos y sustituirla por una verja de hierro fundido ( la actual), amplió la Feria por la Huerta del Retiro ( parte fue cedida por la Corona a la ciudad de Sevilla en 1862 ); creó el arrecife de la Enramadilla ( el arrecife era un tipo de calzada de albero de  firme más  elevado que el terreno circundante para evitar inundaciones los días de lluvia , preparada para que transitaran por ella carruajes y caballos,  rematada al llegar a sus extremos con una rotonda circular donde giraban las caballerías al ser un lugar cerrado por el paso del ferrocarril ); se amplió la plaza del Museo con el derribo de una casa colindante y se remodeló, se rebajó la altura, se quitaron las rejas que la rodeaban que fueron llevadas a los jardines de Cristina,  las estatuas que había allí, procedentes del palacio arzobispal de Umbrete, las farolas y la fuente que estaba en el centro de la plaza se trasladaron a los jardines de las Delicias y en el sitio que ocupaba  la fuente se colocó  un monumento con una estatua del pintor  Bartolomé Esteban Murillo, dedicada a él,  que se inauguró en 1864 ( uno de los monumentos más antiguos de Sevilla  y la primera estatua que se erigió en la vía pública ). 4 ) En 1863 se empezaron  obras en los muelles del puerto sobre el río Guadalquivir con Manuel  Pastor y Landero como ingeniero jefe, haciéndose un nuevo muelle entre la Torre del Oro y el puente de Isabel II para los buques de alto bordo y mercantes , se procedió al dragado del río Guadalquivir  aumentando su calado y su navegabilidad; se inició la Corta del río Guadalquivir y se construyó un malecón o muro de defensa en la margen izquierda del meandro de San Jerónimo para evitar riadas y facilitar la navegación; se derribaron los lienzos de muralla entre puerta Real y Barqueta, se construyó un paseo desde la demolida puerta Real hasta la plaza de Bib-Arragel, y se organizó la calle Torneo. En 1864 se reformó el mercado de la calle Feria y se construyó el Husillo del Barranco.     

Además fue el primer alcalde que descentralizó distintos servicios municipales en distritos, instalándose en ellos oficinas donde se podían llevar a cabo todo tipo de diligencias relacionadas con el Ayuntamiento. También creó un cuerpo municipal de médicos higienistas y de asesores jurídicos;  dos Casas de socorro ( una en Triana y otra en el Asilo de la mendicidad de San Fernando ); extendió el alumbrado por  gas por muchos  barrios, con numerosas farolas; se decidió construir en las afueras de Sevilla, especialmente en los terrenos del antiguo Arenal que se empezó a urbanizar, al quedarse pequeño el casco antiguo por el aumento del vecindario, desde la Torre del Oro al Puente de Triana; se realizó un nuevo nomenclátor de calles y de plazas para extramuros; consiguió autorización regia para la construcción de algunas líneas férreas ( Sevilla-Córdoba, Sevilla- Jerez, y Sevilla-Cádiz ); se construyó el Paseo de la Puerta de San Fernando. Balbino Marrón presentó el proyecto de Plaza de Armas, que supuso el trazado de las calles Almansa, Genil, Arenal, Reyes Católicos, Arjona, Trastámara, Marqués de Paradas, Julio César, Segura y Albuera, y, posteriormente se alineó la calle San Pablo para unirla con la de Reyes Católicos; se realizó el trazado ferroviario de la estación de Plaza de Armas a los muelles, y se construyó un muelle para minerales en los Gordales; sobre parte del solar dejado por el derribo del convento de San Francisco se proyectó un plaza pública, creándose la Plaza Nueva, proyectó el mercado de pescado en el Barranco,etc…

La semana próxima continuaremos conociendo un poco más la vida y obras de este importante personaje para nuestra ciudad.

Gracias Andrés de Castro….ha sido muy agradable leer su artículo.

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Dirección: Pilar Fuertes Opinión: Baldomero Orts Fotografía: Beatriz Galiano

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